Los seres humanos poseemos una gran capacidad: la capacidad de crear. Esta energía creativa, a veces, nos aporta grandes ventajas y, otras muchas, nos juega malas pasadas…
Al ser creativos, imaginamos lo que no hay como si realmente existiese. De esta manera, imaginamos cómo «deberían» ser las cosas (cómo deberíamos ser, cómo deberían ser los demás y cómo debería ser nuestra vida). Por otra parte, vivimos en una época y en una cultura que nos enseña a buscar el placer inmediato. Así, cuando perseguimos cualquier objetivo o luchamos por cualquier sueño, creemos que: 1. debe ocurrir tal y cómo he planificado. 2. debe suceder rápidamente. No somos conscientes de que la realización de cualquier sueño es, simplemente, una mera excusa para poder recorrer el camino que nos enriquecerá como personas. Este camino estará plagado de aventuras y recovecos, la mayor parte de las veces, poco entendidos a los que solemos llamar obstáculos…Quiero que reflexiones sobre algo: si la vida es creativa y todo lo que ocurre, en última instancia es interpretado por nosotros, somos precisamente nosotros los que tenemos el poder de darle sentido a las cosas porque, como bien dice el I Ching o Libro de las Mutaciones: «Las cosas sólo son cosas. No son ni buenas ni malas.
Son objetos y son objetivas.» y yo agrego que somos nosotros, los sujetos, los que damos sentido a estas «cosas» y, por lo tanto, sólo en nosotros reside el poder para darle el sentido último a lo que nos sucede y seguir teniendo motivación y fuerzas para continuar creando ese camino que nos conducirá a donde nos hemos propuesto…
María del Mar Tercero. Psicóloga.
¿Qué hacer cuando las cosas no salen como deseo…?
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